El corazón de Mérida renace: La Plaza Grande con un “pulmón verde” que atrae nueva fauna

El Centro Histórico de la “Ciudad Blanca” luce una cara renovada. Tras su reciente remodelación, la icónica Plaza Grande ha dejado atrás su antigua imagen para convertirse en un oasis urbano, destacando por una transformación que prioriza la naturaleza sobre el concreto.

Este espacio, que marca el corazón geográfico y social de Mérida, reafirma su jerarquía al estar flanqueado por los cuatro pilares arquitectónicos de la ciudad: el Palacio de Gobierno (sede del Ejecutivo), el Palacio Municipal, la histórica Casa de Montejo y la imponente Catedral de San Ildefonso, la más antigua de tierra firme en América.

Lo que más ha cautivado a locales y turistas no es solo la nueva infraestructura, sino la abundante vegetación que ahora adorna el cuadrante. Lejos de ser una plancha gris, los jardines han sido repoblados con una densa variedad de flores, arbustos y “matas” típicas de la región, ofreciendo una frescura vital ante el calor yucateco.

La densidad de esta nueva flora es tal, que ha comenzado a generar su propio ecosistema. En días recientes, visitantes y trabajadores de la zona han sido testigos de escenas inusuales: la presencia de zarigüeyas que han adoptado la plaza como hogar.

Este fenómeno natural añade un toque pintoresco y de biodiversidad a la remodelación, demostrando que la recuperación de espacios públicos también puede significar la recuperación de hábitats para la fauna local.

Con esta nueva imagen, la Plaza Grande invita a la ciudadanía no solo a transitarla, sino a detenerse, respirar y convivir con la naturaleza bajo la sombra de la historia.